martes, 4 de septiembre de 2018

Maravilla lejana

Qué difícil es sentir tu dolor lejano, buscarte en mi vida y que no estés allí.

Qué difícil es encontrarte y saber que el dolor que imaginaba en ti, era real.

Qué difícil fue tomar la decisión de escribirte y esperar lo mejor.

Qué difícil es esperar con temor tu respuesta, sabiendo que al fin te encontré de nuevo y podría perderte de inmediato.

Sin embargo, espero que las heridas de tu corazón donde una vez habite, se encuentren cerradas, cicatrizadas y tengas la fuerza para aceptar mi presencia, si bien sé que para ti soy un espectro, un pecado del pasado que con oración y penitencia sacaste de tu vida, sé que 6 años tal vez no son suficientes, sé que me precipite y, sin embargo, no me arrepiento porque espero lo mejor, porque te envío todo el cariño sincero que tengo para ti; solo espero que la prudencia sea tu consejera y tus ánimos no sean furias desatadas en recuerdos vanos, sentimientos fútiles y resentimientos amargos.

Por el simple hecho de que siempre estarás en mi corazón y en mi alma.

Te escribo a ti mi dulce Maravilla, mi más sincera amiga, confidente y compañera de pecados, que no recuerdes todo lo malo de mí, que tengas aún recuerdos de una vida feliz a mi lado y sepas perdonar algún día aunque sea un poco del daño que te hice.

Por siempre tuyo, en tus pensamientos, en la lejanía, en la soledad, en la pena e incluso en los terribles recuerdos. Por siempre tuyo, dulce amor mío.

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