En el mar de gente que invadía mi derredor, conmovido por tu voz quedé, sirena, embelezado en tu singular talento, me encontré prisionero de tu canto.
Decidido a realizar el viaje a tus dominios, me encontré con gran placer, encantado por tu talento de mujer.
Me encanta tu determinación y portentoso talento, es un privilegio compartir tu tiempo.
Endulza una vez más mis oídos con tu voz, sirena, llévame al abismo profundo, donde la oscuridad temible, se vuelve amiga y el silencio es todo, mientras no sea tu canto.
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